29 de febrero de 2020 | Por Carolina Estebarena

 

El Cambio Climático es, desde hace un tiempo, un tema central en la agenda pública, acentuado en el último año por la visibilización de esta problemática global de la mano de la activista ambiental Greta Thunberg, quien lideró la movilización de jóvenes en todo el mundo pidiendo a sus gobiernos acciones concretas para frenarlo. En la mediática manifestación del 20 de septiembre, mientras tenía lugar la masiva “huelga” mundial convocada por esta joven sueca, aquí, en nuestro país, más precisamente en la Quinta de Olivos, tuvimos un encuentro en el que funcionarios nacionales (incluyendo al Presidente Mauricio Macri y al Secretario de Ambiente Sergio Bergman) expusieron lo realizado durante su gestión en materia de “Acción Climática”, enumerando las iniciativas ejecutivas y legislativas implementadas en pos de la mitigación y adaptación al cambio climático. En efecto, en los 4 años de gestión macrista se tomaron muchas medidas para dar respuesta a este fenómeno alarmante que tanto tiene que ver con las actividades antropogénicas y, en consecuencia, exige conciencia individual y colectiva para evitar que se llegue al escenario dramático de incremento de la temperatura global que pondría en jaque la vida en la Tierra tal como la conocemos.

Si bien el movimiento internacional “Fridays For Future”, también conocido como “Juventud por el clima”, puede ser considerado como un llamado de atención para los distintos países -o un tirón de orejas para los gobiernos-, a la vez puede ser visto como una oportunidad para la rendición de cuentas. Así lo entendió nuestro por entonces primer mandatario al convocar a más de un centenar de jóvenes para contarles los avances y hablarles de los desafíos en la lucha contra este flagelo en el que estamos inmersos desde la revolución industrial por haber contribuido a exacerbar el efecto invernadero que existe naturalmente en el planeta, con la actividad humana que nos llevó a una alteración peligrosa del sistema climático.

Ciertamente es admisible que desde el Protocolo de Kyoto hasta el Acuerdo de París poco se avanzó en medidas concretas que se tradujeran en una reducción de las emisiones o en un accionar que favoreciera la mitigación. ¿Las razones? Quizás podríamos incluir entre ellas a una suerte de negacionismo sobre la existencia del cambio climático o falta de convicción o tal vez negligencia. Sobre esto, habría que preguntarles a los gobiernos desde el 92, cuando se estableció la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), o desde el 2005, cuando entró en vigor el citado protocolo, hasta el 2015… Sin embargo, desde la asunción de Macri como presidente ello se modificó y vale la pena recordarlo. Lo primero que hizo fue instruir para la firma del Acuerdo de París el 12 de diciembre de 2015, que el Congreso ratificó  en 2016 (Ley 27270). Desde entonces, su gobierno dio grandes pasos con la firme convicción de que queremos y podemos cumplir con nuestros compromisos. 

En el año 2016, a través del Decreto 891/16, el gobierno argentino creó el Gabinete Nacional de Cambio Climático, que agrupa ministerios y secretarías nacionales involucrados en políticas climáticas bajo la órbita de la Jefatura de Gabinete de Ministros y coordinado técnicamente por la Dirección de Cambio Climático y Desarrollo Sustentable, como una medida fundamental para poder cumplir con el compromiso asumido en la firma del Acuerdo de París, lo que supone el diseño de planes que permitan la cumplimentación de las acciones ambientales para las próximas décadas (Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional). Así, se lograron acuerdos sobre más de 70 acciones focalizadas en Energías Renovables, Eficiencia Energética en las ciudades, industrias y hogares, Biocombustibles, Transporte Sustentable y No Motorizado, Reducción y Reciclaje de Residuos, Forestación, Aprovechamiento Sustentable y Recuperación de los Bosques Nativos. 

Paralelamente, se evaluaron sectores intensivos en emisiones como Energía, Silvicultura y Transporte, los que han ofrecido un plan para mitigar las emisiones e introducir medidas de adaptación al clima. Además, se establecieron las bases del Plan Nacional de Mitigación y del Plan Nacional de Adaptación, como parte de las estrategias de desarrollo del país y basamento para el Plan Nacional de Respuesta al Cambio Climático.

A todas estas acciones debemos agregar que, en 2018, durante la exitosa presidencia de Argentina en el G20, se creó el grupo de trabajo de Sustentabilidad Climática, cuyo objetivo fue compartir experiencias entre países, promoviendo esfuerzos de adaptación, generación de resiliencia local y cooperación con los demás miembros.

 

Asimismo, a nivel legislativo, en estos últimos años se impulsaron importantes leyes, entre ellas: 

Ley 27270 – Ratificación del Acuerdo de París 

Ley 27424 – Régimen de Fomento a la Generación Distribuida de Energía Renovable Integrada a la Red Eléctrica Pública

Ley 27279 – Productos fitosanitarios 

Ley 27492 – Prohibición de Importación y Comercialización de Lámparas Incandescentes y halógenas  

 

Además, se superó ampliamente el objetivo inicial de gobierno de duplicar las hectáreas protegidas a nivel nacional, en parques nacionales y áreas marinas (que había sido compromiso de campaña). De hecho en el año 2018 tuvimos un récord histórico: la superficie terrestre protegida a enero de 2016 era de 4,21 millones de hectáreas y en julio de 2018 dicha superficie ascendía a 4.66 millones de ha, sumándose a ello la protección de 10 millones de hectáreas más por la creación de dos Áreas Marinas Protegidas, lo que se tradujo en que triplicamos la superficie de mar protegido por nuestro país -acercándonos a cumplir con la meta internacional del 10% fijada por la Convención sobre la Diversidad Biológica para el 2020-. 

Todo lo enumerado contrasta con la demanda que Greta Thunberg presentó en septiembre ante la ONU junto a otros menores de diferentes lugares del mundo acusando a Argentina y a otros 4 países de contaminar, argumentando que violan sus derechos como niños. Aunque mucho del contenido del recurso de queja formal que presentaron, en particular la información científica relativa al fenómeno, sus orígenes y consecuencias, pueda ser acertado, la conexión entre esos datos y la inacción de los países aludidos, entre ellos el nuestro, no es “natural” ni derivación necesariamente veraz. 

Justamente en el período 2015-2019, nuestro país avanzó como nunca antes en la Acción Climática, resultando como mínimo injusto que nos hayan incluido en la referida demanda, cuando Argentina promovió enérgicamente una política pública consecuente con los compromisos asumidos, internacionales y locales. 

Ciertamente ahora, con el cambio de administración, podríamos bien continuar la senda de los esfuerzos por trabajar en pos del desarrollo sostenible, pero también, obviamente, podría ocurrir la indeseable situación de que se tomen decisiones para frenar -o incluso dar marcha atrás- las acciones realizadas, como ha sucedido en otras áreas (principalmente en materia de seguridad). Ojalá este gobierno que inició hace pocos meses mantenga  y profundice el camino emprendido en lo que hace a la mitigación y adaptación al cambio climático, en especial dos de sus pilares: la continuación del Gabinete Nacional de Cambio Climático y la promoción de las energías renovables.